De los más 1,000 millones de usuarios activos que tiene TikTok a nivel global, la mayoría se concentra en cinco países: EE.UU. (130.9 millones), Indonesia (92 millones), Brasil (74 millones), Rusia (54 millones) y México (46 millones). ByteDance es la empresa dueña de esta red social y tiene su sede en China; país que, aunque es el más poblado del mundo, no figura en este top 5.
TikTok es la red social de mayor crecimiento en los últimos años. Entre julio de 2020 y septiembre de 2021, incrementó un 45% su número de usuarios. En el último trimestre del año pasado, generó US$824 millones en ventas desde su app; un 55% más que el trimestre previo. No por nada es el enemigo número uno de Meta, quien por años había dominado el volumen de usuarios de redes sociales y de gastos en publicidad.
Nada de esta información es nueva, pero lo que sí sorprende es el extremo al que ha llegado Mark Zuckerberg, CEO de Meta, por mantener relevante a su compañía frente al nuevo gigante chino. Hace un par de semanas les contaba que, por primera vez en su historia, Meta diminuyó su crecimiento en número de usuarios en enero pasado. No sorprende entonces por qué la empresa ya se pirateó, literalmente (y al igual que lo hizo con Snapchat y las stories en Instagram) el formato de TikTok para crear los Reels.
Un reporte del Washington Post informa que Meta contrató a una firma republicana para crear y difundir historias negativas sobre TikTok. Si llegaron a escuchar que es una plataforma malvada para las criaturas y que se usa para lavar el cerebro de los incautos, probablemente esto haya tenido algo que ver –además de un poco del racismo característico de Occidente que nos hace concluir que toda tecnología china es perversa.
Sin duda, TikTok tiene sus ángulos problemáticos. Su algoritmo es tan acertado que tarda aproximadamente 3 minutos en comprender tus preferencias para optimizar sus recomendaciones y arrojarte a un vacío de videos interminables de señora arreglando cajones y alacenas. Existen cuentas de aficionados que dan consejos sobre salud mental; aunque seguramente tienen buenas intenciones, no estan capacitados profesionalmente para hacerlo. Y, por supuesto, al desinformación en esta plataforma también es rampante.
Pero TikTok tiene algo que Meta se niega a aceptar: esta plataforma de videos cortos (bueno, más o menos) es la siguiente evolución de las redes sociales. TikTok sigue el mismo modelo de ultra personalización de contenido para que el usuario pase más tiempo en la plataforma y así sea más fácil que consuma alguno de los productos o servicios anunciados, que están perfectamente alineados con sus intereses personales. Pero al igual que Instagram y Facebook en su momento, TikTok también sirve como foro público, y sus jóvenes usuarios –muchos muy woke, empoderados, llenos de información y de afinidad por causas sociales– están combinando tendencias de expresión personal con activismo político, económico o social.
Hay muchísimas cosas interesantes en la plataforma. Chavitos haciendo análisis geopolíticos en un minuto que ya quisiera yo haber logrado en cinco semestres de la carrera. Los book tokers, o ávidos lectores que recomiendan libros y han impulsado las ventas de estos maravillosos objetos cuya obsolescencia se nos había anticipado tantas veces; primero con la Palm Pilot, luego el Kindle y, ¿alguien recuerda Kobo? Y también hay TikTokeros con suficiente sentido de activismo social que explican, paso a paso, cómo hacer la declaración anual en el SAT.
Aunque en EE.UU. ya es la red social más utilizada, ergo el espanto de Zuckerberg, en México y Latinoamérica poco a poco vamos viendo cómo más marcas quieren estar ahí porque ahí está su público. (Basta con pasar dos minutos en la app para que comiencen a salir anuncios de varias tarjetas de crédito para “comprar ahora y pagar después”, el famoso buy now pay later o BNPL).
Esperemos que falte tiempo para que veamos a un tiktokfluencer convertirse en gobernador de algún estado, pero mientras tanto hay que seguir insistiendo en no ningunear a TikTok como una simple plataforma de bailecitos de moda. O sea, sí lo es, pero se sabe que detrás de un baile no solo hay un baile.
💊 Tecnología
Las cosas sin Internet
Uno de los mitos más grandes que perpetúa el optimismo tecnológico actual es que todo puede hacerse desde un smartphone y que cada vez son más accesibles para mercados emergentes. Teóricamente sí, pero un teléfono inteligente no es más que una máquina de selfies si no viene acompañado de una conexión a internet. Y es en este aspecto donde el mundo sigue siendo tremendamente desigual. Menos del 60% de la población global tiene acceso a Internet y los mercados emergentes todavía dependerán del 2G y 3G por lo menos hasta 2025 –pequeño detalle para la promesa de muchas empresas tecnológicas considerando que apps como Uber no funcionan en 2G. Además, el acceso a internet es un servicio usualmente costoso. Huele a oportunidad de negocio, por lo que a nadie sorprende que las empresas de Elon Musk y Jeff Bezospronto estarán compitiendo por Internet satelital. Si bien no se brinca la asignación de espectro necesaria para operar 4G y 5G, pues depende de las autoridades regulatorias de cada país, este tipo de Internet podría ser atractivo para compañías o pequeños países que quieran actualizarse más rápido.
💊 Big Tech
Sindicato Prime
Pese a los esfuerzos de Amazon por evitarlo, su centro de distribución en Staten Island, NY, acaba de crear su propio sindicato. La historia es extraordinaria: Chris Smalls, un empleado del centro, fue despedido en 2020 por organizar una protesta exigiendo mejores condiciones durante la crisis sanitaria. Desde entonces, Smalls se organizó con la comunidad y logró convencer a la mayoría de los trabajadores de votar a favor del sindicato. Hasta ahora, más de 50 centros de distribución lo han contactado para hacer algo parecido. Es un momento clave: Amazon, que nos acostumbró a un extraordinario servicio de e-commerce del día siguiente, parece no ser sustentable con las dificultades económicas de sus trabajadores de primera línea en EE.UU., que usualmente provienen de minorías desaventajadas. Inspirador, hasta que algo parecido ocurra en los mega centros de distribución que tiene en Cuautitlán Izcalli y el hype por el crecimiento del e-commerce nacional comience a hacernos cuestionar nuestras prácticas de consumo digital.
Me estoy riendo pero también estoy preocupada.