En febrero pasado, Facebook reportó que su número de usuarios decreció por primera vez en su historia. Así en seco, pareciera ser una pésima noticia para la red social de Mark Zuckerberg, pero la realidad no es tan escandalosa… al menos por ahora.
En su pico –es decir, en el último trimestre de 2021–, Facebook llegó a tener 1,930 millones de usuarios activos diariamente en todo el mundo. Es decir, casi un cuarto de la población mundial descontando a los 1,450 millones de China, donde esta red social está prohibida.
En México, el 61% de la población tiene una cuenta en esta red social, aunque se estima que dentro de cuatro años esta cifra caerá a 56%. No lo estás imaginando: ya no es tan común que usemos nuestra cuenta para regalarnos vidas de Candy Crush con ex compañeros de la prepa, levantarnos la moral con los “Me Gusta” de las nuevas fotos de perfil o coquetear por Inbox.
Esta disminución de usuarios que se ve en los principales mercados donde Facebook opera se debe a varios factores. Primero que nada, es la consecuencia más obvia de la pesadilla de relacionamiento público que ha atravesado la compañía por lo menos desde el escándalo de Cambridge Analytica. Segundo, los cambios en las políticas de privacidad de Apple también han jugado un rol importante, aunque el efecto se ve más en países donde el uso del iPhone es más común. (En México y Latinoamérica domina Android).
Tercero, el surgimiento de un rival tan adictivo como TikTok ha hecho que los centennials –la chaviza, los chicos de hoy, estos jóvenes tan acelerados– tilden a Facebook de irrelevante. Y cuarto, simplemente Facebook ya no es cool. La regla dice que si tu mamá lo usa, no está en onda. (Perdón, Ma.)
Ante el anuncio del decrecimiento, era de esperarse la reacción de los mercados: el precio de la acción de Meta, la parent company de Facebook, cayó un estrepitoso 23% el 3 de febrero.
Y sin embargo, creer que Facebook está destinada al panteón donde ya reposan Hi5 y MySpace es mera ingenuidad. Quizá, y pese a la competencia de Snap, TikTok y la Web3, los otros productos de Meta como WhatsApp e Instagram seguirán creciendo en usuarios. Tal vez su controvertida apuesta por el metaverso resulte prolífica. Puede ser que a Zuck se le ocurra robarse la idea de otra empresa cuyo producto vuelva a atraer a una buena parte del planeta hacia sus redes.
Al final, Facebook como red social sigue teniendo a 1,929 millones de usuarios activos. (Es correcto: el decrecimiento fue así de pequeño). México sigue siendo el quinto mercado más grande. Ya no pasamos tanto tiempo ahí, los creadores que buscan vivir de monetizar su contenido poco a poco están migrando hacia otras plataformas (inserte un shameless plug aquí). Pero aunque se estima que esta disminución de usuarios continuará en los próximos años, pese a las peores predicciones Facebook seguirá teniendo a por lo menos mil millones de personas conectadas a su red.
Quizá ya no será una de las empresa más grandes del mundo en cuestión de usuarios, lo cual es bueno, pero Facebook seguirá teniendo un impacto importante en la manera en que vivimos. Especialmente en los llamados mercados emergentes, donde todavía tiene gran injerencia a nivel comunitario aunque no ha podido resolver algunos problemas de moderación de contenido. Puede ser que reduciendo su volumen de usuarios, tal vez ahora sí le ponga atención a los puntos en los que adolece en sus mercados donde el inglés no es el principal idioma.
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Putin, crypto y el riesgo de un mundo menos globalizado
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La memeficación del periodismo
Taylor Lorenz es una figura controvertida en los medios estadounidenses. Fue una de las primeras reporteras en cubrir lo que ocurría en redes sociales entonces novedosas como TikTok. Primero trabajó para The Atlantic, después para The New York Times y ahora es columnista de opinión en The Washington Post. Ha sido muy vocal en sus discusiones con inversionistas de VC y periodistas tradicionales que se niegan a aceptar que el periodismo de Lorenz es, en efecto, periodismo. Según algunos, las redes sociales, los memes y los influencers son banales. Sobra decir que estas nuevas maneras de comunicarnos importan en distintos aspectos de la sociedad: desde quiénes están volviéndose millonarios hasta cómo están llegando los nuevos líderes al poder (y qué están haciendo con él). Lo paradójicco y proecupante en el caso de Lorenz es que al ser mujer, esta animadversión en contra de los periodistas de redes sociales también exhibe algunos de los peores vicios de estas plataformas, como sexismo y desinformación de los que ella está siendo víctima.
Tengo un nuevo modelo ideológico a seguir y su nombre es Mari Zárate